Cada vez se hace más difícil ver alguna diferencia entre este Gobierno y el anterior. Rajoy se presentó a las elecciones diciendo que él era una persona "previsible", que tenía "un plan" para salir de la crisis y que el cambio que necesitaba España pasaba por volver a generar confianza. Es decir, se presentó como la antítesis de Zapatero.
Pero van pasando los meses y lo único que vemos es a una persona que no da la cara, que va aprobando sin rechistar cada una de las medidas que le exige Bruselas y que en menos de un año ha roto dos veces su promesa electoral más elemental: no subir impuestos.
¿Qué confianza puede generar todo esto? ¿Qué confianza dan un ministro de Hacienda y otro de Economía que se contradicen constantemente? ¿Dónde está el plan maestro para crear empleo?
Rajoy ha decepcionado. Se ve en las encuestas y, sobre todo, en la imagen de desgaste que ya empieza a transmitir el Gobierno. La oposición, por su parte, tampoco puede tirar cohetes. El PSOE sigue siendo considerado como el principal responsable de la situación que atraviesa España y Rubalcaba es incapaz de despegar en ningún sondeo.
Es lo que pasa cuando los políticos toman a los ciudadanos por tontos, cuando les engañan y cuando incumplen sus promesas electorales. Uno no puede anunciar una subida del IVA y evitar en todo momento pronunciar la palabra "IVA". Es ridículo y transmite una imagen de inseguridad tremenda. ¿Dónde está el cambio?
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