Ha pasado exactamente un mes desde que fue nombrada, y Trinidad Jiménez ha sabido demostrar con creces que está a la altura del cargo que representa. Ni los burócratas de la OMS, ni el Gobierno de Méjico, ni los medios de comunicación, ni, en general, nadie ha sabido manejar tan bien como ella un tema que ha tenido histérico a medio mundo en las últimas dos semanas: la gripe porcina.
Como siempre, la cosa empezó con grandes titulares: "40 muertos en Méjico a causa de una epidemia de gripe porcina"; "Ya son más de 1.000 los afectados por la nueva gripe": "La gripe se extiende a España"; "Un niñó muere en el Estado de Texas": "Se trata del mismo tipo de virus que arrasó Europa y parte de los Estados Unidos tras la Primera Guerra Mundial": "La OMS eleva a 5 el nivel de alerta y Europa prevé que la mitad de su población se contagie". Sólo les faltó: "¡PANDEMIA MORTAL!" y "¡Tú serás el siguiente!".
A día de hoy, comprobamos cómo todo ese alarmismo era completamente injustificado. Ni ha habido cientos de muertos como se auguraba los primeros días, ni la gripe se ha cebado en Europa, ni han sonado las trompetas de Jericó ni nada de nada. Al contrario, parece que la cosa se reduce a unos 30 ó 40 muertos en todo Méjico y a unos pocos afectados más en otros países. De hecho, y esto es lo más importante, la gripe porcina no es ni mucho menos mortal. Al menos, no más que cualquier otra gripe estacional común.
Pues bien, mientras el Gobierno mejicano se apresuraba a declarar una suerte de Estado de Excepción; mientras la OMS aumentaba los niveles de alerta; mientras Francia proponía a Europa cortar los vuelos procedentes de Méjico; y mientras Jordi González debatía con sus tertulianos sobre si llamarlo "Apocalipsis" o "Armagedón", la flamante y eficaz ministra de Sanidad estaba haciendo lo que se esperaba de ella: tomar las medidas de precaución necesarias y lanzar mensajes de calma. ¿Cerrar el tráfico aéreo procedente de Méjico? Ni hablar.
Lo cierto es que podría haber aprovechado el tirón para lucirse y darse a conocer como hace alguna de sus compañeras de gabinete cada vez que se le presenta la oportunidad, pero no lo hizo. Se mantuvo discreta y prudente, ha sabido manejar los tiempos y lo ha explicado todo de forma muy didáctica. Eso, tan solo dos semanas después de ocupar el sillón ministerial, tiene mucho mérito. Desde este humilde blog, un 10 para Trinidad Jiménez.
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