martes, 18 de octubre de 2011

El comunicado

Ayer, la banda terrorista ETA leyó un comunicado anunciando el "cese definitivo" de su "actividad armada", aunque sin hablar de disolución, entrega de las armas o perdón a las víctimas. Minutos después, los principales líderes políticos democráticos, incluido el presidente del Gobierno, valoraron este hecho en escuetas declaraciones ante los medios.


Al revés que en otras ocasiones, la mayoría de los dirigentes que ayer salieron a hablar dieron ejemplo de mesura y responsabilidad. ETA anunciaba que deja de matar "definitivamente", lo cual obviamente no es una mala noticia, pero nadie hizo un gesto que pudiera interpretarse como de agradecimiento a la banda o de reproche mutuo entre Gobierno y oposición.

Así debe seguir siendo. ETA lleva 43 años poniendo bombas, secuestrando a gente y pegando tiros en la nuca para conseguir sus fines. Aunque ha tardado mucho más de lo que nos habría gustado, finalmente el Estado de Derecho ha acabado por asfixiar a los pistoleros, algo que no habría sido posible sin la unión de los demócratas, que somos todos los demás.

Ni siquiera hacía falta un comunicado. ETA está prácticamente acabada desde hace meses, aunque se resista a anunciar su disolución. Y esto es gracias a la impecable labor de jueces y policías, que se han jugado su vida y su salud para llegar a este punto, y al cambio de rumbo en la estrategia antiterrorista de los dos principales partidos políticos españoles, que han pasado de la confrontación electoralista a la unión sensata.

Evidentemente se han cometido fallos. Todos los gobiernos los han cometido y los seguirán cometiendo. Pero es una insensatez acusar a unos de compartir los objetivos de ETA y a otros de no querer que acabe el terrorismo. Nadie en su sano juicio puede creer que Zapatero y Rubalcaba se despierten por la mañana pensando en la mejor forma de "colaborar" con ETA, o que Rajoy se rebane los sesos intentando evitar que la banda desaparezca. Es absurdo.

Ahora tenemos que seguir unidos. No importa lo que pensemos del comunicado. Unos serán más optimistas y otros seremos más pesimistas con respecto a las intenciones de la banda, pero la división no puede pasar de ahí. No podemos darle a ETA la satisfacción de saber que nos estamos tirando los trastos a la cabeza, ya que esa es la mejor forma de que la banda y su entorno piensen que lo que han hecho y justificado les ha servido de algo y se sientan moralmente victoriosos.

Tampoco debemos sobreactuar. Que ETA anuncie que nos perdona la vida no es ningún motivo de celebración. Debemos estar contentos, sí, pero no por el comunicado, que es un insulto a las víctimas, sino porque tenemos a los terroristas acorralados. La celebración llegará cuando a ETA no le quede más remedio que disolverse y entregar las armas. Por eso, hay que estar al tanto y actuar con cautela.