lunes, 15 de octubre de 2012

El filtro de González Pons

El mundo tuvo ocasión de ver ayer una hazaña histórica. El austriaco Felix Baumgartner (desde ahora mi nuevo ídolo) cautivó a más de 8 millones de usuarios de Youtube que vimos en directo cómo este profesional del deporte extremo batía el récord de salto en paracaídas desde una altura 4 veces superior a la que alcanza cualquier avión comercial. La proeza, aplaudida y celebrada por casi todos, se topó sin embargo con la censura de algunos políticos que, como Esteban González Pons, vinieron a criticar el derroche de dinero que supone una aventura de estas características. En concreto, el popular denunciaba en su cuenta de Twitter que el "espectáculo" de Baumgartner había sido "caro" e "inútil".


Como es habitual en la red social cada vez que alguien dice algo sin filtrarlo antes en su cerebro, un gran número tuiteros salió en tromba a criticar la pifia de Don Esteban, que sin embargo optó por enrocarse y siguió tirando de demagogia para defender su postura. "Pienso que la prueba se podía hacer igual sin arriesgar la vida de nadie", decía ante las innumerables críticas. "Tengo la sensación de que hemos asistido a un espectáculo publicitario en el que se ha podido producir un accidente mortal", insistía.


Por suerte para el progreso, la mayoría de la gente no piensa como el señor González Pons. Si fuera así, Colón no habría descubierto América, ningún ser humano habría pisado la cima del Monte Everest y las únicas imágenes que tendríamos de la luna serían las de un telescopio. No, el conocimiento nunca es "inútil", y ayer se descubrieron algunas cosas que hasta entonces nos eran desconocidas y que sin duda alguien sabrá aprovechar en un futuro. 

Tampoco fue un despilfarro, como insinuó Don Esteban hablando de "espectáculo caro". Este mediodía, el dinero recaudado por Red Bull superaba los 100 millones de euros, es decir, más del doble de lo que se gastó en el experimento. A diferencia de lo que practican los correligionarios de Pons en la comunidad por la que él es diputado, lo de ayer se llama inversión rentable. 


Por tanto, enhorabuena a Red Bull y a Felix Baumgartner por su hazaña, y punto rojo a los demagogos de turno que, consciente o inconscientemente, se dedican a poner piedras en el camino del progreso humano.

lunes, 30 de abril de 2012

Decepción

Cada vez se hace más difícil ver alguna diferencia entre este Gobierno y el anterior. Rajoy se presentó a las elecciones diciendo que él era una persona "previsible", que tenía "un plan" para salir de la crisis y que el cambio que necesitaba España pasaba por volver a generar confianza. Es decir, se presentó como la antítesis de Zapatero.

Pero van pasando los meses y lo único que vemos es a una persona que no da la cara, que va aprobando sin rechistar cada una de las medidas que le exige Bruselas y que en menos de un año ha roto dos veces su promesa electoral más elemental: no subir impuestos.

¿Qué confianza puede generar todo esto? ¿Qué confianza dan un ministro de Hacienda y otro de Economía que se contradicen constantemente? ¿Dónde está el plan maestro para crear empleo?

Rajoy ha decepcionado. Se ve en las encuestas y, sobre todo, en la imagen de desgaste que ya empieza a transmitir el Gobierno. La oposición, por su parte, tampoco puede tirar cohetes. El PSOE sigue siendo considerado como el principal responsable de la situación que atraviesa España y Rubalcaba es incapaz de despegar en ningún sondeo.

Es lo que pasa cuando los políticos toman a los ciudadanos por tontos, cuando les engañan y cuando incumplen sus promesas electorales. Uno no puede anunciar una subida del IVA y evitar en todo momento pronunciar la palabra "IVA". Es ridículo y transmite una imagen de inseguridad tremenda. ¿Dónde está el cambio?

jueves, 5 de enero de 2012

¿Recortar gasto público o subir los impuestos?

¿Qué prefieren los españoles en época de crisis? ¿Recortar gasto público o subir los impuestos? Atendiendo a los resultados de las últimas elecciones, parece claro que la mayoría opta por lo primero: "que el Gobierno se apriete el cinturón y los ciudadanos ya veremos cómo administramos nuestro dinero, pero que no nos esquilmen más", parece ser el mensaje.

Estos días, han aparecido en los medios tres encuestas que preguntan sobre este asunto. La de El Mundo y la de El País coinciden: los españoles apoyan los ajustes pero no quieren más subidas de impuestos. Parece bastante lógico: lo de la "redistribución de la riqueza" suena muy bonito, pero ya no se lo traga nadie, al menos en tiempos de crisis. La gente empieza a comprender que cada vez que hay que hacer un esfuerzo, es la clase media la que acaba pagando el pato. Los muy pobres no pagan impuestos y los muy ricos tienen suficientes recursos como para evadirse de sus responsabilidades fiscales.

Por eso, es normal que en los últimos días nos hayamos encontrado con estos titulares:



Pero, ¿todas las encuestas dicen lo mismo? No. El otro día, el CIS publicó un barómetro en el que se decía justamente lo contrario. La mayoría de los españoles prefería, según este organismo oficial, pagar más impuestos y mantener los servicios públicos. De hecho, los resultados de esta encuesta comparados con los de las dos anteriores casi se invertían. ¿Qué pasó? La respuesta está en la forma en que el CIS preguntó sobre esta cuestión. Atentos:

Es difícil ver un ejemplo más claro de pregunta con respuesta inducida que este que nos brinda el CIS. Al final, lo que te están preguntando es: "¿Qué prefiere, más desempleo o más servicios sociales?". Como muy bien me dijo un tuitero, es lo mismo que decir: "¿Qué camiseta te gusta más, la negra vieja y cochambrosa o la azul cielo?". Obviamente, la mayoría responderá lo segundo, incluso si le gusta más el color negro.

Otra cosa que choca bastante es ver cómo un organismo que creíamos medianamente serio como el CIS da por hecho que reduciendo el déficit y la deuda se generará más paro. ¿Quién lo dice? Hombre, si se refieren a empleo público o a empleo pagado con dinero de las arcas públicas, pues igual sí, pero es que no es ese el tipo de trabajo que hace falta en España. Precisamente, de eso andamos bastante sobrados.

Subir los impuestos, en cambio, sí suele llevar aparejada una pérdida de puestos de trabajo, ya que a más impuestos, menos consumo, lo cual significa menos beneficios para las empresas y, consecuentemente, más despidos.

Conclusión: Rajoy, ¡rectifica!