viernes, 10 de junio de 2016

Debate de mujeres


Lo primero que hay que decir sobre el debate de mujeres ayer en Antena 3 es que no ha logrado mover ni un voto. Primero, porque todo aquel que tuviera estómago para tragarse algo tan soporífero ya tiene su voto decidido o esperará a que avance la campaña para acabar de decantarse por un partido. Y segundo, porque un debate con candidatos de segunda categoría no tiene la fuerza suficiente como para influir en unas elecciones, a no ser que ocurra alguna sorpresa que arrastre a todo un partido, algo que le dé o le reste impulso y fuerce a su líder o a los líderes de los demás partidos a intervenir, como una intervención especialmente brillante o un error catastrófico.

En otras palabras, a los 15 minutos de ver este debate, los telespectadores sufrimos el mismo efecto que cuando un men in black te borra la memoria: lo olvidamos por completo.

A partir de aquí, no vale mucho la pena discutir quién lo hizo mejor o quién lo hizo peor. Las cuatro candidatas estuvieron relativamente bien. Tal vez Carolina Bescansa y Andrea Levy fueron las que mejor supieron transmitir la idea base de sus respectivos partidos para esta campaña, esto es, que España necesita un cambio, en el caso de Podemos, y que lo que necesita es no meterse en aventuras que puedan comprometer la recuperación económica, en el caso del PP.

Inés Arrimadas estuvo bien, hizo intervenciones simples sin enredarse mucho en datos ni detallar sus propuestas y logrando transmitir más carisma que el resto de canditatas. El problema es que uno salió de allí sin tener ni idea de qué es lo que propone y por qué hay que votarla.

Por último, Margarita Robles, muy plana. No mostró ningún carisma ni supo transmitir el mensaje del PSOE (¿tiene alguno?), aunque creo que ofreció una imagen maternal y de persona a la que puedes llamar si tienes un problema a las 4 de la madrugada, algo que tampoco le viene mal.

En resumen, ¿has viajado alguna vez en avión privado?

1 comentario:

  1. Vamos a ver, un debate de mujeres no es un debate de segundonas. Estamos en una sociedad machista y clasista y eso se nota desde lejos

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