lunes, 6 de junio de 2016

El spot de los gatos

Nuevo vídeo electoral, esta vez del PP. ¿Es gracioso? Sí. ¿Sirve para atraer votos? No. Más bien al contrario.



Es cierto que este vídeo tiene todos los ingredientes para gustar al espectador. Desde el principio capta la atención, es divertido y salen gatos. Hasta ahí genial. 

Ahora analicemos más detenidamente. La chica que aparece pidiendo 70 kilos de comida para sus 122 gatos, ¿a qué nos recuerda? Por su forma de hablar, por su estética y porque se trata de un anuncio del PP, lo que la mayoría va a identificar ahí es a una afiliada de Nuevas Generaciones. Por si fuera poco, el PP tiene exactamente 122 diputados en el Congreso. ¿Beneficia a un partido que la gente relacione a sus votantes y militantes con una loca que vive rodeada de gatos? La respuesta es obvia.




Sigamos con el dependiente, ése que se da cuenta de que a esta chica que acaba de entrar en la tienda y camina como un zombie por el pasillo de los piensos le falta un tornillo. Él es un trabajador precario, con delantal y ligeramente desaliñado al que la chica se dirige como si fuera un criado y que nos recuerda a... Voilà: un votante de izquierdas.Por si fuera poco, está haciendo inventario y tiene la tienda impoluta. ¿Con quién prefiere identificarse cualquier votante? ¿Con una loca que emana caos o con un cuerdo que transmite orden?




Con sólo intercambiar los papeles o eligiendo a un cliente al que pudiéramos identificar con un votante de izquierdas este spot habría resultado perfecto. Pero esa chica lleva escrita la palabra PP en la frente. Y está loca. Mal.

Al final aparece una voz en off diciendo que en la vida real no tiene sentido hacer las cosas en contra y que hay que votar 'a favor' del PP por una serie de motivos que ni siquiera da tiempo a leer y que aunque diera tiempo tampoco importaría, ya que en política no existen la razón ni la lógica. Influyen otros factores como la personalidad de los candidatos, el estado de ánimo de la gente o sus emociones. Pero nunca los datos, que son infinitos, contradictorios y casi siempre imposibles de procesar.

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